La cañita que nos tomamos una tarde con amigos, la carita de nuestro peque haciendo una de las suyas, la inmortalización de nosotros mismos en un determinado lugar luciendo nuestra mejor sonrisa, las fotos de esa cena en grupo en la que lo pasamos tan bien, …., y así una larga lista de fotografías que nos encantan y que nos gustaría compartir con todo el mundo.
¿Quién no ha subido una (o muchas) de estas a su perfil de Facebook?
Está claro que lo hacemos para compartirlas con nuestros amigos. Pero, ¿somos realmente conscientes de lo que implica subir nuestras instantáneas a esta red social?
No hace mucho leía una cita de un consultor de redes sociales que decía que cuando se publica algo en una red social deja de ser tuyo, es de todos. Y así es. Tened una cosa clara: cuando publicamos una fotografía en Facebook, ni sabemos, ni podemos controlar, dónde va a terminar.
Pero ahí no acaba la cosa. ¿Sabíais además que cuando la subimos a nuestro perfil estamos cediendo los derechos de autor a Facebook?
Y es que cuando creamos nuestro perfil, en esas condiciones de acceso que aceptamos sin leer, se nos especifica lo siguiente: «“…para el contenido protegido por derechos de propiedad intelectual, como fotografías y vídeos…nos concedes una licencia no exclusiva, transferible, con derechos de sublicencia, libre de derechos de autor, aplicable globalmente, para utilizar cualquier contenido de PI que publiques en Facebook o en conexión con Facebook (…) finaliza cuando eliminas tu contenido de PI o tu cuenta, salvo si el contenido se ha compartido con terceros y estos no lo han eliminado.».

Decir también que compartir el preceptivo mensaje avisando a Facebook de que nuestros contenidos son nuestros y solo nuestros tampoco sirve. No podemos revocar ese permiso que concedemos al crear nuestro perfil.
Esto quiere decir que perfectamente podría pasar que esa foto que subiste en una ocasión para que la viesen tus amigos puede convertirse en un anuncio en una revista, por ejemplo.
Cuidado.
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